La monja que creó una televisión mundial
El 15 de
agosto de 1981 comenzó a emitir la Eternal World Television Network (EWTN)
desde un estudio instalado en un modesto local contiguo a un monasterio de
clarisas. Veinticinco años después, la EWTN es la televisión católica más
vista en el mundo. Su creadora es una monja, la Madre Angélica, con mala salud
pero extraordinarias dotes de carácter, curtida en la escuela de la oración y
el sufrimiento. Uno de sus más estrechos colaboradores ha publicado su
impresionante biografía.
¿Cómo pudo Rita Rizzo, una chica pobre y enfermiza sin más estudios que los de
secundaria, llegar a crear la Red Global Católica de Televisión de la Palabra
Eterna (EWTN), la mayor empresa de televisión católica en el mundo entero?
¿Cómo logró la Madre Angélica triunfar en un campo en el que ya habían
fracasado antes los obispos norteamericanos y naufragaron varios proyectos
millonarios? Raymond Arroyo nos da la explicación en la biografía "Mother
Angelica: The Remarkable Story of a Nun, Her Nerve, and a Network of Miracles"
(Doubleday, 2005).
Arroyo es el creador y moderador del programa de la EWTN "The World Over Live",
y cuenta con un amplio "curriculum" en el mundo de la televisión. Este libro
se basa en entrevistas exclusivas a la Madre Angélica antes de la invalidez
que le sobrevino como consecuencia del derrame cerebral que sufrió en la
Nochebuena de 2001, y está lleno de detalles sorprendentes tanto de su vida
pública como de su vida interior.
Así cuenta Arroyo los prolegómenos de esta biografía: "Una noche, antes de
empezar su programa en directo, la Madre Angélica me dio una sola instrucción,
que ha resonado en mi cabeza hasta el día de hoy: 'Asegúrate de presentarme
tal como soy. No hay nada peor que un libro que trata de endulzar la verdad y
esconder la humanidad de la persona. ¡Que tengas cuarenta años de purgatorio
si haces eso!'" A juzgar por su libro, Raymond no tendrá que temer esa
maldición calabresa... Éste ha sido el criterio del autor: "He escrito un
libro -dice- que no evita la controversia o las aparentes contradicciones en
la personalidad de la Madre Angélica: la monja de clausura que habla al mundo;
la mujer independiente a quien no le importa romper todas las reglas pero a la
que muchos llaman ultraconservadora; la aguda humorista que sufre dolores
permanentes; la pobre clarisa que dirige una corporación multimillonaria.
La "majorette" de la escuela
La primera parte del libro relata la infancia y juventud de Rita Rizzo, nacida
en 1923, hija única en una familia muy problemática en un vecindario pobre
italiano del este de Ohio. Su padre era un hombre vago e inútil que siempre
estaba ausente del hogar; su madre, una mujer histérica y altamente
dependiente, que delegó el rol materno en Rita.
Al final de su adolescencia, la chica, que no tenía motivación espiritual
alguna, conoció a una persona que descubrió en ella la vocación religiosa y la
animó a ingresar en un monasterio de clarisas en Cleveland, a pesar de la
fuerte oposición familiar.
En este relato de los primeros y sombríos años, Arroyo sólo logra descubrir un
indicio de los grandes acontecimientos que vendrían después. Se trata de una
fotografía de 1939 que muestra a una desenvuelta Rita Rizzo, primera "majorette"
de la banda de la Escuela Secundaria McKinley, contoneándose mientras desfila
al frente de la "troupe".
Esta mujer había nacido para convertirse en líder, pero ¿quién habría podido
imaginar lo que el Señor tenía reservado para ella?
La escuela del dolor
Tras acabar la enseñanza secundaria, Rita trabajó durante algunos años, antes
de ingresar en el convento de clausura. Ya entonces la joven había empezado a
padecer los intensos dolores que le han acompañado hasta el día de hoy.
Mientras arreciaba el sufrimiento, Rita se fue adentrando cada vez más en la
oración contemplativa. De la espiritualidad y la escuela del dolor surgen lo
que no se puede llamar sino el "milagro" de la EWTN y el espléndido monasterio
de clarisas que la Madre Angélica fundó en pleno "Cinturón Bíblico". ¡Cómo
habría gozado con esta historia Flannery O'Connor, la más grande narradora
católica de Estados Unidos y una hija del Sur Profundo!
Los años de sor Angélica en el monasterio de Cleveland, y más tarde en la
vecina localidad de Canton (Ohio), están marcados por la normalidad de la vida
en comunidad, y recuerdan a la "Historia de un alma", de santa Teresa de
Lisieux. Una persona con el temperamento y la personalidad de Angélica (éste
quizá no es el nombre religioso más adecuado que podría haber elegido) tenía
que chocar naturalmente con algunas de sus hermanas y superioras.
Finalmente, gracias a su bondadosa naturaleza, unida a su gran inteligencia y
a las aptitudes que adquirió en su vida laboral, sor Angélica pudo hacer sus
votos perpetuos, tras superar algunas dificultades. Después llegaría su
"vocación específica"..
Una religiosa emprendedora
En una ocasión, a punto de someterse a una operación quirúrgica que podía
haberla dejado paralítica para siempre, "en la habitación a oscuras, sola con
sus temores, sor Angélica sucumbió al pánico: '¿Tendré que pasar el resto de
mi vida en una silla? ¿Con muletas? ¿Inválida?' Trató de rezar, con la
esperanza de encontrar algo de paz en sus oraciones a la Virgen. Atrapada
entre la oración y la angustia, Angélica quiso hacer un 'trato' inaudito con
Dios y le prometió: 'Señor, si me permites volver a caminar, te voy a
construir un monasterio en el Sur'".
Su intención original era "hacer todo lo que estuviera en mi poder para
promover una comunidad de clausura entre los negros. Estaría dedicada al
apostolado entre los negros por medio de la oración, la adoración, el
sacrificio y la unión con Dios. Se haría penitencia constante por todos los
insultos y persecuciones que sufre esa raza, implorando las bendiciones y las
gracias de Dios sobre este pueblo tan querido para el Sagrado Corazón".
Lo anterior procede de una carta de 1957. Curiosamente, la Madre y sus
hermanas nunca llevaron a cabo un apostolado específico dirigido a los negros.
Esa motivación original parece haber sido simplemente el medio que utilizó
Dios para situar el monasterio en una posición con mayores posibilidades de
evangelizació
La mano de la Providencia
La Madre tuvo que vencer resistencias en su propia orden, más la oposición
inicial de su obispo, antes de que, al cabo de varios años, en 1962, pudiera
finalmente trasladarse a Birmingham (Alabama). Allí, sus bien pensados planes
para el nuevo monasterio chocaron con los inevitables obstáculos que
encuentran todos los grandes fundadores, religiosos o no: la falta de dinero.
Ante la constante necesidad de recaudar fondos para sus proyectos, cada vez
más ambiciosos, se fueron acentuando las dotes de Madre Angélica como
comunicadora y mujer de negocios. Dio docenas de charlas en la ciudad, y luego
habló por todo el país ante todo tipo de oyentes, incluidos judíos y
protestantes, para explicar las necesidades de su monasterio y predicar el
Evangelio. Las charlas fueron publicadas en forma de libros y de casetes, lo
que la puso en el camino hacia la televisión.
En los primeros tiempos, para complementar los ingresos, instaló un negocio de
venta de señuelos y cebos para pescar (cuyo nombre, por fuerza, tenía que ser
el de aquel gran pescador de hombres, san Pedro), y otro de cacahuetes
tostados, hasta que logró obtener los suficientes ingresos para mantener el
monasterio.
En el libro, Arroyo relata sin concesiones al sensacionalismo múltiples
anécdotas sobre cómo la Madre Angélica supera en el último minuto escollos
económicos en apariencia insalvables: enormes deudas, hipotecas a punto de
ejecutarse..
Los no creyentes pueden hablar de casualidades. Los creyentes reconocerán en
cambio la mano de la Providencia. E incluso algunos milagros. El libro está
lleno de ellos. Esta mujer se confiaba plenamente a la Providencia divina y a
la intercesión de sus santos preferidos.. Y el tiempo ha demostrado que no se
equivocó.
"Señor, quiero unos estudios de televisión"
Hay un momento clave en la historia de Madre Angélica, cuando, durante un
viaje a Chicago, en marzo de 1978, visitó el Canal 38, una emisora de
televisión baptista ubicada en el último piso de un rascacielos. Era la
primera vez que veía unos estudios de televisión. "Señor, yo tengo que tener
uno de estos", murmuró la Madre Angélica. Pero de inmediato le asaltaron las
dudas: "¿Qué haríamos doce monjas con esto? Soy una monja de clausura y no
entiendo nada de televisión". Después le informaron que el estudio "solamente"
costaba 950..000 dólares. Ella respondió: "¿Eso es todo? Yo quiero uno".
Los siguientes capítulos del libro de Arroyo relatan los primeros esfuerzos de
la Madre Angélica para fundar la EWTN, hasta hacer de su monasterio la primera
comunidad religiosa que obtuvo una licencia de la FCC (Comisión Federal de
Comunicaciones) para transmitir. Con el apoyo crucial de, entre otros, Ginny
Dominick y el diácono Bill Steltemeier –actual presidente de la Junta de
Directores de EWTN–, que le proporcionó programación y ayuda legal, la Madre
Angélica pudo hacer frente a los tres grandes problemas típicos de toda
empresa audiovisual: encontrar la financiación necesaria, conseguir contenidos
para emitir y asegurar la difusión de la señal.
En un principio, los fondos provenían de préstamos y contribuciones de
donantes acaudalados, de bancos y de fundaciones. Durante mucho tiempo, la
Madre Angélica se resistió a solicitar donativos durante las retransmisiones;
prefería abandonarse en la Providencia, al estilo de la Madre Teresa.
Finalmente, comenzó a hacer peticiones modestas a los televidentes todas las
semanas al final de su programa en directo. Con el transcurso del tiempo, la
audiencia ha respondido con millones de dólares, suficientes para financiar no
sólo los gastos corrientes, sino también el uso de los satélites que
retransmiten la señal desde Birmingham a todo el planeta, multiplicando así su
audiencia y llevando la programación al mundo entero.
Las emisiones se reducían al principio a unas pocas horas diarias, y ahora
abarcan las 24 horas al día sin interrupción. En los primeros tiempos, la EWTN
se nutría de viejas películas prestadas, de algunas comedias y de viejas
grabaciones como "Life is Worth Living", de Fulton Sheen, célebre arzobispo
norteamericano y pionero de la radio y televisión católicas. Ahora, la EWTN
emite cinco programas en directo y decenas de series televisivas, producidas
tanto dentro como fuera de sus estudios. Son habituales de la cadena
personalidades católicas como Scott Hahn, Fr. George Rutler y, en especial,
Fr. Benedict Groeschel.
Con Juan Pablo II, al servicio de la Nueva Evangelizació
El calificativo de "polémica" ha sido uno de los más utilizados para describir
a la Madre Angélica, y Arroyo no se amedrenta a la hora de documentar esta
faceta. Con justicia y buen tino, nos narra contratiempos conocidos y no tan
conocidos en los que la Madre se ha enfrentado con obispos, cardenales,
responsables de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos y con algunos
miembros del personal de la cadena o con patrocinadores financieros..
Dejaré que lean ustedes mismos esas historias, pero imagino que ya adivinan
quién sale ganando por lo general en esos lances. No en vano, dice Lee Iacocca
–creador del Ford Mustang y ex presidente de Chrysler– que la Madre Angélica
es "una mujer que bien podría ser la santa patrona de los ejecutivos". Y Tom
Monaghan, que se deshizo de su imperio Domino's Pizza para fundar una
universidad católica en Florida, dice de ella que es "una de las más grandes
empresarias de todos los tiempos". Todo ello, además, sin tener un MBA.
En medio de todas las vicisitudes, la Madre Angélica pudo contar con un
singular protector: Juan Pablo. II, que en repetidas ocasiones le mostró su
apoyo. Hay muchos rasgos comunes entre estas dos personalidades. La Madre
Angélica supo dar cumplimiento a la exhortación de Juan Pablo II de llevar la
nueva evangelizació
El Santo Padre la recibió en Roma en 1996. Ella le mostró sus proyectos y un
esquema de los satélites que ya estaban transmitiendo a América del Sur y que
pronto llegarían a Europa, Rusia y China. El Papa, en voz alta, dijo: "Madre
Angélica, débil de cuerpo, fuerte de espíritu. ¡Mujer fuerte, mujer de coraje,
mujer carismática!" Para una mujer que pasaba tres horas diaria en adoración
eucarística y que había sido rechazada por su propio padre, estas palabras
fueron una confirmación de la aventura de fe en la que se había convertido su
vida.
El libro termina con un duro episodio en que la Madre Angélica se enfrenta a
su junta directiva, insistiendo en que su nuevo monasterio y el santuario
tenían que estar completamente separados de la EWTN. Así, la cadena televisiva
se convirtió en una empresa seglar y dirigida por seglares, tal como ella
propuso.
A continuación renunció a su cargo de presidenta ejecutiva de la EWTN y se
retiró a su nuevo monasterio y Santuario Eucarístico del Niño Jesús, rodeada
de decenas de jóvenes novicias, para pasar sus últimos días en oración con sus
hermanas antes de entrar a la vida eterna.
Raymond Arroyo ha escrito el libro que sólo él, como amigo entrañable de la
Madre Angélica, podía haber escrito. Sin embargo, Arroyo sabe bien que ha
escrito algo más que un libro. Su obra bien podría convertirse en un guión
cinematográfico. Quizás Arroyo pueda convencer a su amigo Mel Gibson para que
la dirija...