Santidad
EnciCato
Santitas es la palabra latina utilizada, en la versión Vulgata del Nuevo
Testamento, para dos palabras griegas distintas, agiosyne (1 Tes., III,13) y
osiotes (Lucas, I, 75; Ef., IV, 24). Estas dos palabras griegas expresan las dos
ideas encerradas por la palabra "santidad". La primera idea es la de separado,
(sacro, sagrado, santo elegido para dar culto. N. del T.), como se usa en agios
y que también indica "el temor de Dios" (estupor, mezcla de asombro y temor ante
el Misterio. N. del T.) el sacer latino; y del que se deriva (sancitus). La
segunda idea proviene de osios que es quien ha recibido el sello de Dios
(piadoso, religioso, salvado, santo. N.del T). La mayor confusión se origina por
la versión de Reims que traduce agiasmos por "santidad" en Hebreos XII,14, pero
más adelante la traduce más correctamente por "santificación", mientras agiosyne
que sólo se traduce una vez correctamente por "santidad" se traduce dos veces
por "santificación".
Santo Tomás (II-II:81:8) insiste en los dos aspectos de santidad arriba
expresados, separación y firmeza. Llega a estos significados a través de las
etimologías de Orígenes y San Isidoro. Santidad, dice al Doctor Angélico, es el
término usado para todo lo que se dedica al servicio Divino, sea persona o cosa.
Estos deben ser puros o separado del mundo, para que a través de las exigencias
de la mente, una vez apartados de la contemplación de las cosas inferiores
puedan centrarse en la Verdad Suprema - y ello, también, con firmeza o decisión,
puesto que es la respuesta a la relación básica que nos constituye, que es con,
nuestro principio original y nuestro destino final, Dios mismo -"Estoy seguro
que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles... ni cualquier otra criatura
alguna podrá separarnos del amor de Dios" (Rom., VIII, 38-39). Santo Tomas
define santidad como la virtud por la que la mente de un hombre, ella y todos
sus actos se dedican a Dios; la alinea entre las virtudes morales infusas, y la
identifica con la virtud de la religiosidad, (vida piadosa N. del T.), pero la
diferencia de, que por una parte considera lo religioso (lo sacro, santo N. del
T.) como la virtud con la que ofrecemos el culto debido a Dios a través de las
cosas que pertenecen al servicio Divino, y por otra la santidad como la virtud
por la que realizamos todos nuestros actos subordinándolos a Dios. Así santidad
o la santidad es por un lado, el resultado de la santificación por la que,
mediante un acto Divino, Dios nos salva libremente, y por el que nos elige para
sí mismo; y por otro lado su consecuencia nuestra santidad de vida, tanto en un
acto como por hábito, donde le reconocemos como nuestro Principio y Destino
Final, hacia él que caminamos diariamente de forma dramática. Así, en el orden
moral la santidad es el reconocimiento de los derechos superiores de Dios; Su
manifestación concreta es guardar sus Mandamientos, dice San Pablo: "Procurad la
paz con todos, y la santidad (el sanctimoniam, agiasmon): sin la cual nadie verá
al Señor" (Heb., XII, 14). Atención a la palabra griega; generalmente se traduce
por "santificación", pero es notable que la palabra escogida por los traductores
griegos del Testamento Antiguo para la palabra hebrea Ayin-Zayin qué significa
adecuadamente fuerza y firmeza, significado que como hemos visto se contiene en
la palabra santidad. (Como se puede ver en la cita anterior Heb., XII, 14 según
la versión española de la Biblia de Jerusalén de 1.975 se utiliza la palabra
santidad y no santificación que como comenta el autor sería menos adecuada. N.
del T.). Así guardar los Mandamientos fielmente significa una decisión firme de
separación de las cosas mundanas, que exige una gran fuerza de decisión o
firmeza en el servicio de Dios.
Está claro sin embargo, que hay grados en esta separación del mundo y en esta
firmeza en el servicio de Dios. Quienes sirvan a Dios de verdad deben mantener
los principios de teología moral, y sólo así pueden los hombres salvar sus
almas. Pero quienes anhelan algo más alto; buscan un grado mayor de separación
de las cosas terrenales y una más intensa dedicación a las cosas de Dios. Con
las propias palabras de Santo Tomás: "Quienes rinden culto a Dios pueden
llamarse "Religiosos", pero se llama especialmente así a quienes dedican su vida
entera al culto Divino, y se retiran de las ocupaciones mundanas, del mismo modo
no se llama `Contemplativos' a quienes contemplan, sino solo a aquéllos que
consagran sus vidas enteras a la contemplación." El santo agrega: "Y los tales
hombres no se atan a otros hombres por lazos humanos sino por la fuerza de
Dios", palabras que permiten conocer la clave de la vida religiosa en su sentido
estricto (II-II: 81:7, ad 5um).
Newman, Sermons, vol. I: Holiness Necessary for Future Blessedness; Fuller, The
Holy and the Profane State; Mallock, Atheistic Methodism and the Beauty of
Holiness, Essay V in Atheism and the Value of Life (London, 1884); Faber, Growth
in Holiness (London, 1854).
HUGH POPE
Transcrito por Robert B. Olson
En Ofrenda a Dios Omnipotente por los favores y bendiciones concedidas a Fr.
Jeffrey A. Ingham
Traducido por Félix Carbo Alonso