Sensus Fidelium
Etim.: Latín: "El sentido de los
fieles"
Otras expresiones para la misma idea:
"consensus fidelium" y "sensus fidei" (el sentido de la
fe).
El Sensus fidelium es una unción especial que
posee la universalidad de los fieles para no fallar en su creencia. Es
un sentimiento sobrenatural de la fe de todo el pueblo, cuando "desde
los Obispos hasta los últimos fieles seglares" manifiesta el
asentimiento universal en las cosas de fe y de costumbres." Cuando tomamos la universalidad de los fieles en el
sentido histórico vemos que si toda la Iglesia, tanto el pueblo como los
pastores, han creído (aceptado como revelada) una verdad, entonces no
pueden errar. Es infalible. Esto aplica a las doctrinas mas
básicas que la Iglesia enseña como reveladas. El concepto del Sensus
Fidelis se encuentra en los Padres de la Iglesia.
El Pueblo santo de Dios
participa también del don profético de Cristo, difundiendo su vivo
testimonio sobre todo por la vida de fe y de caridad, ofreciendo a
Dios el sacrificio de la alabanza, el fruto de los labios que bendicen
su nombre (cf. Heb., 13, 15). La universalidad de los fieles que tiene
la unción del que es Santo (cf. 1 Jn., 2, 20 y 27) no puede fallar en
su creencia, y ejerce ésta su peculiar propiedad mediante el
sentimiento sobrenatural de la fe de todo el pueblo, cuando "desde los
Obispos hasta los últimos fieles seglares"[22] manifiesta el
asentimiento universal en las cosas de fe y de costumbres. Con ese
sentido de la fe que el Espíritu Santo mueve y sostiene, el Pueblo de
Dios, bajo la dirección del sagrado magisterio, al que sigue
fielmente, recibe, no ya la palabra de los hombres, sino la verdadera
palabra de Dios (cf. 1 Tes., 2, 13), se adhiere indefectiblemente a la
fe confiada una vez a los santos (cf. Jud., 3), penetra profundamente
con rectitud de juicio y la aplica más íntegramente en la vida. -Lumen
Gentium 12
El Sensus fidelium no es sinónimo al clamor
de la mayoría. Si una doctrina ha cumplido esta condición de
infalibilidad en el pasado, y el pueblo de otra época posterior la llega
a dudar o negar, esto no hace que la doctrina deje de ser infalible.
Cuando el Papa nos recuerda de estas verdades no es necesario que haga
una nueva solemne definición.
Ver también: Magisterio
| Infalibilidad
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