Bajo esta amplia denominacion se incluyen todos aquellos escritores de
temas eclesiásticos (doctrina, historia, liturgia, disciplina, etc.) que
desarrollaron su actividad en la larga etapa de la Iglesia conocida como
época Patrística (v.), época que se extiende desde los tiempos apostólicos
hasta más o menos el s. VIII. Entre ellos ocupan un lugar de excepción los
denominados Padres (v.) de la Iglesia que son los que, además de por su
antigüedad (antiquitas) se distinguen por su doctrina orthodoxa (no ya en
el sentido de inmunidad total de errores, sino en el de fiel comunión
doctrinal con la Iglesia), su sanctitas vitae (en el sentido de la
veneración que por los santos se tuvo en la antigüedad cristiana) y por la
approbatio Ecclesiae (no necesariamente una approbatio expressa, sino
reconocible en base a declaraciones, usos y publicaciones eclesiásticas).
La época que nos ocupa acostumbra a ser dividida en tres grandes,,
etapas: el periodo de formulación inicial de los principios (hasta el Conc.
de Nicea, en 325); el periodo de florecimiento (desde el Conc. de Nicea al
de Calcedonia, en 451); y el periodo final (en Occidente, hasta la muerte
de S. Isidoro de Sevilla, 636; en Oriente, hasta la muerte de S. Juan
Damasceno, 749).
Los más antiguos e. e. p. estuvieron en contacto directo con los
mismos Apóstoles por lo que son conocidos como Padres Apostólicos: S.
Clemente Romano (v.), S. Ignacio de Antioquía (v.), S. Policarpo (v.) y S.
Papías de Hierápolis (v.). También hay que incluir entre los más
primitivos e. e. p. los autores de Constituciones eclesiásticas (V. DIDAJÉ;
DIDASCALIA; HERMAS; HIPÓLITO ROMANO, SAN; CONSTITUCIONES APOSTÓLICAS) así
como los de numerosos apócrifos del N. T. (v. APÓCRIFOS BÍBLICOS II).
En el s. II se desarrollan sobre todo los escritos apologéticos y
antlberéticoS (V. PADRES DE LA IGLESIA III), con autores como Cuadrato
(v.), Arístides Ateniense (v.), S. Justino (v.), Taciano (v.) y S. Ireneo
de Lyon (v.). En el s. III se forman las grandes escuelas orientales (V.
ALEJANDRÍA VI; ANTIOQUIA DE SIRIA IV) en las que desarrollan su actividad
Panteno (v.), Clemente de Alejandría (v.), Orígenes (v.), Dionisio de
Alejandría (v.), S. Gregorio Taumaturgo (v.), Pablo de Samosata (v.),
Luciano de Antioquía (v.), S. Metodio de Olimpo (v.), etc. Mientras tanto
en Occidente nace la literatura eclesiástica en lengua latina llevada a
considerable altura por autores como Minucio Félix (v.), Tertuliano (v.),
Hipólito Romano (v.), Novaciano (v.), S. Cipriano (v.), S. Viciorino de
Pettau (v.), Arnobio el Viejo (v.), Lactancio (v.), etcétera. En esta
primera etapa de la época Patrística comenzó a desarrollarse también la
hagiografía y la historia de la Iglesia: conservamos numerosas acta
martyrum (v.) y narraciones de viajes como el de Eteria (v.); pero en este
terreno destaca sobre todas la obra de Eusebio de Cesarea (v.).
Los temas más tratados en la etapa de florecimiento se encuadran en
torno a las grandes controversias cristológicas de la época motivadas por
las ideas de Arrio (v.), Nestorio (v.) y Eutiques (v.; v. t. MONOFISISMO)
y resueltas en los Concilios ecuménicos de Nicea (v.), I de Constantinopla
(v.), Efeso (v.) y Calcedonia (v.). En torno a Alejandría y su escuela
escribieron S. Alejandro de Alejandría (v.), S. Atanasio (v.), Evagrio
Póntico (v.), Dídimo el Ciego (v.), S. Cirilo de Alejandría (v.), etc. En
Asia Menor merecen destacarse Marcelo de Ancira (v.), S. Basilio (v.), S.
Gregorio Nacianceno (v.) y S. Gregorio Niseno (v.), los tres últimos
conocidos también como Padres Capadocios (v.). La actividad literaria de
la escuela de Antioquía y de toda Siria está representada por S. Cirilo de
Jerusalén (v.), Apolinar de Laodicea (v. APOLINARISMO), S. Epifanio de
Salamina (v.), Diodoro de Tarso (v.), Teodoro de Mopsuestia (v.),
Teodoreto de Ciro (v.), Afrahates (v.), S. Efrén el Sirio (v.) y,
especialmente, por S. Juan Crisóstomo (v.). En Occidente, junto a los
Papas S. Dámaso (v.) y S. León Magno (v.), se cuentan los grandes
escritores S. Hilario de Poitiers (v.), S. Ambrosio (v.), S. Jerónimo (v.)
y S. Agustín (v.) junto a otros de menor relieve como Osio de Córdoba, S.
Eusebio de Vercelli, S. Gregorio de Elvira, el Ambrosiaster, Prudencio, S.
Paulino de Nola, Orosio, Próspero de Aquitania, Casiano, S. Vicente de
Leríns, S. Pedro Crisólogo, S. Máximo de Turín, Arnobio el joven, etc. (v.
voces correspondientes) y algunos heterodoxos notables como Prisciliano
(v.) y Pelagio (v.).
En la última etapa de la literatura eclesiástica primitiva el
esfuerzo histórico-exegético y especulativo-dogmático aminoró dejando casi
exclusivamente el puesto a las cuestiones litúrgicas y ascéticas. Entre
los escritores latinos de este periodo hay que destacar a los Papas
Gelasio 1 (v.) y, especialmente, S. Gregorio Magno (v.), junto a los
obispos S. Cesáreo de Arlés (v.), S. Gregorio de Tours (v.), S. Fulgencio
de Ruspe (v.), S. Martín de Dumio (v.), S. Isidoro de Sevilla (v.), S.
Ildefonso de Toledo (v.) y otros escritores como Boecio, Casiodoro,
Apolinar Sidonio y Venancio Fortunato (v. voces correspondientes). Entre
los orientales sobresalen el Pseudo Dionisio Areopagita (v.), S. Juan
Clímaco (v.), S. Sofronio de Jerusalén (v.), S. Máximo el Confesor (v.) y
S. Juan Damasceno (v.) con cuya muerte, como hemos dicho, se considera
cerrada la época Patrística.
Todos los hasta aquí mencionados son tratados en sus voces
respectivas. Junto a ellos existe otro gran número de autores, cuya
importancia, al menos en conjunto, no puede ser pasada por alto. De
algunos de ellos se hace a continuación un breve estudio.
BIBL.: B. ALTANER, Patrología, 5
ed. Madrid 1962; J. QUASTEN, Patrología, 3 vol., Madrid 1961 ss.
JOSEMARÍA REVUELTA.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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