En el concepto religioso del pueblo filipino antes de la llegada de los
españoles, pueden distinguirse varios sistemas que van desde la idea
animista y el culto a los antepasados, hasta la creencia en una deidad
suprema acompañada de divinidades menores; en la actualidad todavía se
conservan en los núcleos indígenas donde la civilización no ha llegado
totalmente (V. ANIMISMO; DIFUNTOS I).
Sistema religioso de los itas. A pesar de su primitivismo (v. xl)
conservan una idea bastante exacta de la existencia de un primer principio
al que adoran y ofrecen sacrificios, al mismo tiempo que rinden culto al
espíritu de sus antepasados. Tienen varias tradiciones relativas al origen
del mundo, de los hombres y de su pueblo. La del bambú y la del balite (o
balete) son las principales. En una época muy lejana solamente existían el
cielo y el mar; el milano, rey del cielo, arrojó tierra y rocas, y así se
formaron las islas. La savia de la tierra dio origen al bambú, y de un
nudo de la caña nació la primera pareja humana: silaque (hombre) y sibabae
(mujer); la descendencia de esta pareja dio origen a la población de las
islas. Después se formaron dos clases sociales, la más elevada
culturalmente se quedó a vivir en el interior de las islas (itas), el
resto se fue a vivir a otros lugares más pobres y peor situados (pueblos
indonesios y malayos). La copa del balite, la consideran la morada de los
espíritus. Admiten la existencia del Diluvio Universal y realizan ofrendas
a seres monstruosos: magtatangal, tigbalang, patianac y Osuang, todos
tienen caracteres demoniacos y son los causantes de muchas enfermedades y
de los abortos. No tienen templos. Las ceremonias religiosas las realizan
individuos de ambos sexos (v. SACERDOCIO I).
Sistema religioso de los pueblos indonesios. Entre las razas que
tienen caracteres indonesios destacan los apayaos, los ibanags, los
gaddanes, los ilongotes, los kalingas y los tinguianes, de la isla de
Luzón; los indígenas del sur de Mindoro; los primitivos de las Visayas;
los tagbanuas de Palawan; los mandayas, atays, kalamianes, bagobos,
manobos, titurais y los baganis, de Mindanao. Los caracteres religiosos de
estos pueblos donde mejor se han estudiado es en Mindanao debido a que se
han conservado con más pureza hasta el momento presente. Los mandayas
tienen un sistema animista, realizan tallas de madera de bayo, que
denominan manaugs, tanto masculinas como femeninas, que representan
espíritus. Las ceremonias giran en torno a estas tallas, las encargadas
son sacerdotisas que reciben el nombre de bailanes. Admiten el dualismo
(v.) de dos divinidades buenas, Mansilatan y Badla, padre e hijo
respectivamente, y dos principios malignos, Pundaugnon y Malimbog, marido
y mujer. Rinden culto a una fuerza interna, busao, que procede de
Mansilatan y es el encargado de dar valor y pericia a los guerreros.
Atribuyen las enfermedades a los malos espíritus. Las bailanes realizan
ofrendas de comidas y sacrificios de animales. Entre las fiestas
religiosas destacan: bililic, talibung, pagcayag, cayag. Vaticinan el
futuro con augurios: medición de armas blancas, cántico del limoco y
dirección del humo. Creen que los elementos físicos y astronómicos, como
terremotos, eclipses, etc., se deben a la existencia de animales de gran
tamaño, como el cerdo (v.) baybulan, que habita en el interior de la
tierra y que causa los temblores. Entierran los cadáveres en lugares
escondidos del bosque y oquedades de la montaña; los familiares suelen
abandonar la vivienda y construir una nueva para evitar la presencia del
espíritu.
Los baganis y bagobos todavía hasta el siglo pasado seguían
practicando el corte de cabezas humanas como ofrenda religiosa; en la
actualidad y debido a la influencia de los misioneros ha desaparecido.
Tienen características religiosas similares a sus vecinos, los mandayas.
Sistema religioso de los pueblos malayos. En el archipiélago se
localizan tres oleadas malayas; de la primera, proceden los actuales
igorrotes y bontoks de la zona montañosa de Luzón. Los grupos que todavía
conservan costumbres primitivas mantienen un sistema religioso
centralizado en el culto a los anitos (representación de espíritus), de
quienes dependen el bien y el mal. Para captarse el apoyo de éstos
organizan cañaos (fiestas); creen que viven en los lugares más elevados de
la montaña y que pueden reencarnarse en animales o plantas. Los anitos
reciben distintos nombres, según el tipo de muerte: pinteg (en la guerra)
y vongvong (muerte natural). La anitera, realiza distintos tipos de
sacrificios, sobre todo de cerdos. Los cadáveres son colocados en ataúdes
hechos de troncos de árboles y depositados en lugares próximos a la
vivienda. Aparte del culto animista, admiten la existencia de una deidad,
Lumavig; tienen un día sagrado a la semana (tengao). Admiten la existencia
del Diluvio Universal y la formación de su pueblo a partir de una primera
pareja humana.
La segunda oleada malaya culmina hacia el s. xili, integrada por
pueblos cultos que introducen el alfabeto y nuevas técnicas de cultivo.
Entre éstos destacan los primitivos tagalos y visayas, rápidamente
incorporados a la civilización. En una época remota la religión tagala fue
totemista y animista (v. TOTEMISMO). Rendían culto a un pájaro, que
denominaban tigmana-nuquin, y al cuervo, con el nombre de meyltipa; temían
al cocodrilo, sobre todo cuando estaba en el agua (v. ANIMAL Iv). A los
espíritus, los tagalos los invocaban con el nombre de anitos y los visayas
con el de divatas.
Las crónicas de los colonizadores y de los misioneros nos dan
diversos nombres de la divinidad superior adorada por esta etnia malaya:
Bathala (tagalos); Kabungan (ilocanos); Abba (cebuanos); y Laon (visayas).
Sin embargo, Bathala fue el nombre más común en el archipiélago; tan
extendido estaba, que los conquistadores lo retuvieron como la traducción
natural de la palabra Dios. Según la religión tagala, la divinidad residía
en el languit (cielo), pero estaba tan lejos de la tierra que necesitaban
de la colaboración de dioses menores, a quienes ofrecían sacrificios para
que se los transmitiesen a Bathala. Entre las divinidades menores
destacaba Captan, que también residía en el languit, fue el que creó la
primera pareja, y dio vida a los árboles, evitaba las enfermedades y podía
resucitar a los muertos en la tumba; Manguayen que llevaba los condenados
al infierno; Sumpy, era también divinidad infernal; Lalahon, era la diosa
de las plantas y de las cosechas; Barangao, el dios del arco iris. Otras
divinidades menores eran: Pandaque, Simuran, Sidapa, Akanduk, Inaguini, y
Siguinarugan. Los ídolos que representaban a la deidad suprema también se
denominaban bathalas.
El historiador Loarca que convivió con los visayas ha dejado una
descripción bastante exacta de su religión. Captan, vivía más arriba del
cielo y en éste había otro dios, Sidapa; el dios de la muerte Pandaque,
residía en una montaña muy alta, llamada Mayas; Simuran y Siguinarugan
eran divinidades infernales. Los manganitos eran los sacrificios. El P.
Aduarte da una información precisa en su crónica acerca de la religión de
los pangasinanes. Tenían un dios de la guerra y un dios a quien adoraban
con el nombre de Ana Gaoley, al que levantaban templos llamados anitoan.
La tercera oleada malaya, aparece a fines del s. xiv y comienzos del
XV. Son los malayo-mahometanos, llamados «moros» por los descubridores (v.
IIi). Debieron penetrar por Borneo, y Mindanao fue la primera isla ocupada
por ellos. En la actualidad ésta sigue siendo en su mayor parte una isla
pagana. De la clase más culta, los panditas, proceden los sarip
(sacerdotes). La fiesta religiosa principal es el sambayang, similar al
Ramadán. Durante los siete días que dura solamente comen a media noche,
por creer que sorprenden a su dios dormido. Concluida la fiesta se
purifican tomando un baño común, y celebran a continuación un banquete, en
el que consumen paniam y sindo (especie de sopas). Este banquete tiene
lugar en el langá (el templo), el cual reúne características similares a
las mezquitas (v. ISLAMISMO).
La presencia de otros pueblos, hindúes, chinos y japoneses, motiva
que existan en F. otros sistemas religiosos con una arquitectura y una
escultura similar a la que se encuentran en las naciones de donde proceden
estos pueblos asiáticos.
V. t.: XI.
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L. CABRERO FERNÁNDEZ.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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