MARIN SOLA, FRANCISCO
Datos biográficos. Teólogo español, n. en Cárcar (Navarra) el 22 nov. 1873.
Recibió el hábito de la Orden Dominicana en 1897. Dedicó su vida a la
investigación y a la enseñanza, primero de las Humanidades y después de la
Filosofía y Teología en Manila, Ávila, Rosaryville (U.S.A.) y Friburgo (Suiza).
M. en Manila el 5 jun. 1932. La personalidad científica de M. S. destaca por su
carácter de pensador-investigador, expositor, pedagogo y polemista, que asimila
cuanto oye o lee, y nada escribe sin haber llegado a descubrir la raíz última de
los problemas. Su afán por la claridad le induce a repetir y explicar hasta la
saciedad los conceptos. Su temperamento es polémico, pero lleno de serenidad y
elegancia; le interesa sólo la verdad y la polémica le sirve para esclarecerla.
Suele catalogársele entre los teólogos especulativos, aunque al mismo
tiempo es también teólogo positivo. Busca el dato revelado en las fuentes, y es
admirable su vasto conocimiento de los teólogos anteriores, sobretodo de Sto.
Tomás y su escuela (p. ej., el cap. VII de la Evolución y su obra manuscrita
sobre la Moción Divina contienen más de quince mil citas de autores de las
diversas escuelas y corrientes teológicas). En el pensamiento de M. S.
sobresalen la originalidad y el espíritu de renovación. Sin destrucción o
ruptura con el pasado, anclado en la tradición más pura, busca nuevas soluciones
o nuevos enfoques de los problemas; de tal forma que temas añejos, presentados
por él, atrajeron la atención de los mejores teólogos. Aunque ello fue causa
asimismo de que otros espíritus, tal vez menos abiertos, vieran en él un
revolucionario de la teología y destructor del tomismo (v.).
Obra teológica. Cuando comienza a publicar su serie de artículos sobre La
homogeneidad de la doctrina católica, «Ciencia Tomista» (1911-22) y «Revue
Thomiste» (1914), la teología católica estudiaba el problema de cómo el dogma
(v. FE Iv, D) conserva el mismo sentido, no obstante su evolución en el decurso
del tiempo; problema agudizado por el modernismo (v.). M. S. cree encontrar la
solución en la misma naturaleza de la verdadera conclusión teológica. El
raciocinio teológico tiene como principios los artículos de la fe o las verdades
formalmente reveladas, explícita o implícitamente. La razón, al servicio de la
fe e instrumento suyo, interviene en la conclusión teológica para deducir lo que
está virtualmente contenido en los principios (v. TEOLOGÍA). Mas ¿qué clase de
virtualidad se requiere?En el análisis histórico que realiza M. S., llega a la
conclusión de que a partir de Suárez (v.) el virtual teológico es el
físico-conexivo, es decir, el que solamente tiene conexión física o moral con
los principios revelados y, por tanto, falible. Siendo esto así, es lógico que
se defendiera que esta clase de conclusión teológica no podía ser definida como
dogma de fe, ni que pudiera prestársele más asentimiento que el de fe
eclesiástica; tampoco podía servir para explicar la evolución del dogma. Mas no
era esto lo enseñado por los grandes escolásticos. Según la auténtica tradición
teológica, la verdadera conclusión debe estar contenida en los principios
revelados con una implicitud metafísico-inclusiva, esto es, la premisa de razón
debe ser de la razón metafísica de la premisa revelada. Si el silogismo está
bien hecho, la conclusión obtenida nos dará un nuevo concepto de la realidad
afirmada en la premisa revelada. Ahora bien, como Dios revela la realidad total,
el teólogo al deducir sus conclusiones no hace más que explicar o explicitar los
diversos conceptos contenidos en esa realidad. Luego la conclusión teológica es
también revelada, como lo es el principio en el que virtualmente se contiene. Y
si es revelada podrá ser definida de fe divina por la Iglesia. He aquí un camino
para explicar la evolución homogénea del dogma.
Además de esta vía, M. S. propone la vía afectiva o de connaturalidad. La
vivencia de las verdades sobrenaturales mediante las virtudes teologales y los
dones del Espíritu Santo, llevan al cristiano a profundizar, cada vez más, en el
conocimiento de lo revelado por Dios. Conocimiento que admiramos en los Santos y
que, no pocas veces, supera al de los teólogos. Este conocimiento, corroborado
por los debidos criterios objetivos, puede contribuir y de hecho ha contribuido
al desarrollo del dogma, como lo certifica la historia, especialmente en cuanto
a los dogmas marianos.
La originalidad de M. S. se manifiesta también en su doctrina sobre la
moción divina (v. GRACIA; DIOS IV, 13 y 14). No pudo exponer totalmente su
pensamiento, pues publicado su primer artículo, en los siguientes tuvo que
responder a las objeciones y críticas que le hicieron; las circunstancias no le
fueron favorables, viéndose obligado incluso a abandonar su cátedra de Friburgo
(1927). Los puntos clave de su doctrina los extractamos de los artículos
publicados, de su obra inédita y de la profesión tomista redactada en Ocaña en
1927: 1°) La gracia suficiente es premoción verdadera, determinada y física por
parte del sujeto o de la misma voluntad, y no sólo premoción moral por parte del
objeto. Mediante ella, recibimos de Dios infaliblemente la incoación del acto
sobrenatural o inicio de la buena voluntad, mas con el poder de poner o no poner
impedimento al acabamiento de la obra comenzada. Luego la gracia suficiente no
sólo nos da el posse agere (el poder obrar) sino también el agere (el mismo
obrar en cuanto a la incoación del acto). 2°) Esta premoción sobrenatural
tiende, por su naturaleza y por intención de Dios, a continuarse y a continuar
la obra comenzada y jamás será interrumpida por Dios si el hombre no pone
impedimento. Existen, pues, mociones divinas falibles y mociones divinas
infalibles, según provengan de la voluntad antecedente o de la voluntad
consiguiente divinas (v. DIOS IV, 14). 3°) En la naturaleza caída esta gracia
suficiente o premoción física sobrenatural basta para que el hombre no ponga de
hecho impedimento en los actos imperfectos o cosas fáciles y durante no largo
tiempo. 4°) En la naturaleza íntegra, esta premoción bastaba para que el Ángel o
Adán no pusiesen de hecho impedimento en algunas cosas y durante cierto espacio
de tiempo. En el punto 1° se encuentra lq diferencia radical entre el tomismo y
el molinismo; en el 2°, está la diferencia entre el tomismo y el jansenismo; en
el 3°, está la raíz para una verdadera concordia entre la doctrina de S. Alfonso
de Ligorio y la doctrina de Sto. Tomás; en el 4°, se armonizan los sistemas
agustiniano y tomista (v. t. PROVIDENCIA DIVINA; PREDESTINACIÓN Y REPROBACIÓN).
Escritos. La Evolución homogénea del dogma católico, Valencia 1923; 2 ed.,
BAC, Madrid 1952, en esta 2a edición se trascribe el texto de la la, más las
numerosas adiciones que el autor introdujo en la ed. francesa: L'évolution
homogéne du dogme catholique, 2 vol., Friburgo (Suiza) 1924. Proponitur nova
solutio ad conciliandam causalitatem physicam sacramentorum cum eorum
reviviscentia, «Divus Thomas» (Frió.) (1925) 49-63; El sistema tomista sobre la
moción divina, «La Ciencia Tomista» (jul.-dic. 1925) 5-55; Respuesta a algunas
objeciones acerca del sistema tomista sobre la moción divina, ib. (en.-feb.
1926) 5-74; Nuevas observaciones acerca del sistema tomista sobre la moción
divina, ib. (mayo-jun. 1926) 321-397. Panegírico de Santo Tomás de Aquino, Ávila
1908: trata de la «Dignidad de la razón humana y nobleza de sus funciones en la
síntesis doctrinal del Angélico Doctor». En el periódico «Libertas» (Manila)
publicó numerosos editoriales y artículos, que no podemos identificar por haber
empleado pseudónimos; nos constan 22, sobre El Catolicismo y el Protestantismo,
publicados en 1902 y 1903. Concordia tomista entre la moción divina y la
libertad creada, manuscrita en 3 vols. de 652, 657 y 615 pp. folio;
Praelectiones theologicae, 3 vols. de 300 pp., también manuscrita.
BIBL.: F. MARÍN SOLA, Documentos sobre mis tres artículos y mi salida de Friburgo (inédito), Arch. Prov. O. P. de Manila; G. ARNAIZ O. P., Reseña biográfica de los Religiosos de la Provincia del Santísimo Rosario de Filipinas, de 1896 a 1920, ib.; M. VELASCO O. P., Ensayo de Bibliografía de la Provincia del Santísimo Rosario de Filipinas,.fb.; E. SAURAS O. P., Introducción General a la Evolución homogénea del dogma católico, 2 ed., Madrid 1952, 3-127; V. VICENTE O. P., De la prisión a las aulas universitarias, «Philippiniana Sacra», 1 (1966) 320-346.
C. GARCÍA EXTREMEÑO
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991