MILLÁN, SAN
El 12 de diciembre la liturgia celebra la fiesta de S. Millán de la Cogolla,
monje riojano que nace en la segunda mitad del s. V y muere probablemente en el
a. 574, cercano a los cien años de edad
S. M. va a ser, con S. Fructuoso (v.), el exponente más claro de la
espiritualidad de la España visigoda. Su vida se desarrolló durante el s. VI,
época en que, por la influencia cada vez mayor del ascetismo de los cenobitas
orientales, prendió en la península el misticismo más acentuado. Multitud de
hombres de toda condición fueron atraídos por la vida retirada, desengañados del
mundo, para dedicarse a la penitencia y la oración. S. Fructuoso catalizaría
todos estos afanes en el s. VII, en que se alcanzaron las cimas más altas en la
espiritualidad de los «Padres del Yermo». Pero la actuación fructuosiana se
extendió por el occidente de la península." En el este no hubo tanta uniformidad
como en el oeste, y florecieron independientemente multitud de santos y
ermitaños, y surgieron por doquier monasterios, entre los cuales sobresalió como
uno de los más importantes el fundado por M. al pie de la Sierra de la Demanda,
36 Km. al SO de Logroño
Esta profusión de retirados y ermitaños produjo a veces casos no muy
edificantes, e incluso herejías, como lapriscilianista (v. PRISCILIANO). Como
consecuencia de ello, el Concilio IV de Toledo (v.) prohibió la vida cenobítica,
pese a lo cual los anacoretas proliferaron por todo el país. La prohibición del
Concilio se basó en la independencia y falta de disciplina de muchos de ellos y
en el hecho de que, aislados en sus lucubraciones teológicas, podían llegar a
caer en graves desviaciones doctrinales
M. fue un pastor riojano al que un sueño le incitó a retirarse del mundo
para llevar vida cenobítica. Atraído por la fama de un monje llamado Félix, que
vivía en las cercanías del castellum de Bilibio, acudió a él y vivió como
discípulo suyo varios años. Regresó a Berceo, su pueblo natal, donde vivió algún
tiempo como monje solitario. Pero pronto se agruparon a su alrededor discípulos
que solicitaban les instruyese en los caminos de Dios. Entonces, buscando la
soledad, se retiró a la montaña y residió allí 40 años
En su retiro sufrió multitud de tentaciones. Su renombre como autor de
milagros hizo que acudiesen a él gentes de todas partes. Su fama de santidad se
extendió tanto que S. Dídimo, obispo de Tarazona, le mandó llamar y, vencida su
inicial resistencia, le ordenó sacerdote y le nombró párroco de Berceo. M.
repartió entonces la mayoría de los bienes de la parroquia entre los pobres,
hasta que los clérigos de su iglesia fueron a quejarse al obispo, que hubo de
darles la razón y retirar al santo de la carga parroquial. M. regresó entonces a
su retiro
Es ahora cuando realízala mayoría de sus milagros de que nos habla su
biógrafo S. Braulio de Zaragoza (v.), y que luego cantaría su paisano Gonzalo de
Berceo (v.); y es ahora, probablemente, cuando con los discípulos que le siguen
funda el monasterio que lleva su nombre
El monasterio de S. Millán de la Cogolla, según costumbre de la época,
será doble, masculino y femenino. Los monjes debían ser en su mayor parte
presbíteros, y las monjas vírgenes consagradas, no admitiéndose a mujeres
casadas aunque se separasen del marido, como era costumbre. En su ancianidad
parece que el santo fue cuidado por las monjas del monasterio
Dios le anunció su muerte un año antes, y M. se preparó con las más duras
penitencias. A su fallecimiento, sus discípulos Geroncio y Citonato continuaron
con el monasterio y a ellos se juntó Fruminiano, hermano de S. Braulio, al que
comunicaría la vida del santo y que sería el inspirador del himno que escribió
el gran santo zaragozano
La basílica que se construyó en el lugar de su muerte fue muy frecuentada
por peregrinos y gozó de tan extraordinario prestigio que los monjes no fueron
molestados por los musulmanes durante todo el periodo en que la Rioja estuvo
sometida al islam. El propio S. Domingo de Silos (v.) vivió en el monasterio de
la Cogolla, que durante toda la Edad Media se vio enriquecido por multitud de
donaciones como las obtenidas en virtud del llamado «voto de S. Millán», por el
que los pueblos de la Rioja, Navarra, Álava y Castilla pagaban tributos en
especie al monasterio
BIBL.: J. FERNÁNDEZ ALONSO, La cura pastoral en la España romanovisigoda, Roma 1955; J. PÉREZ DE URBEL, Los monjes españoles en la Edad Media, Madrid 1945; L. VÁZQUEZ DE PARCA, San Braulio, Vita Sancti Emiliani, Madrid 1943; T. MINGUELLA, San Millán de la Cogolla. Estudios histórico-religiosos acerca de la Patria, Estado y Vida de San Millán, Madrid 1883
I. GONZÁLEZ GALLEGO
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991