Moab. Religión.
Aunque los moabitas adoraban a varios dioses (Ier
48,35), sólo conocemos el nombre y atribuciones de su dios nacional, Kémós. La
etimología e iconografía de Kémós son inciertas. Se le ha atribuido un carácter
de divinidad estelar, ya que es representado bajo el símbolo del sol en la
estela egiptizante de Balua (s. XIII-XII a. C.), pero esto es dudoso. En la
inscripción de Mesa (ca. 845 a. C.; v.), línea 17, el rey moabita ofrece a
Astart-Kémós como voto todo el botín de la batalla del Nebo. Aquí Ashtart no es
la diosa cananea presentada como consorte de Kémós; se trata de una sola y misma
divinidad designada con un doble nombre que identifica a Kémós con Attart o
Astarté (v.), la antigua divinidad estelar de los árabes y sirios. Según es
costumbre entre los pueblos semitas, el dios Kémós aparece como componente
nominal frecuente en la onomástica moabita; los anales asirios hablan de los
reyes de Moab sometidos Kamusunabdi y Kamosalta, la inscripción de Mesa lín. 1,
de Kemoskan, padre del rey Mesa, y más recientemente en los textos de Elefantine
(s. V a. C.) se encuentran nombres de moabitas residentes tales como Kemos-sedeq,
Kemos-melek, etc.
Según la inscripción de Misa, lín. 3, Kémós tenía su centro de culto en la
capital de Moab, Qerhah, ciudad que hay que identificar con la bíblica Qyr-heresh
(Ier 48,31) o Qyr-hareshet (2 Reg 3,25), la actual Kerak de Transjordania. Fuera
de Moab no parece que Kémós haya sido venerado.
La inscripción de Mesa nos ofrece un testimonio de expresiones e ideas de la
religión moabita: si Omrí el rey de Israel oprime a Moab es porque Kémós está
irritado contra su pueblo (lín. 5); Kémós es el dios delas batallas y suya es la
victoria (lín. 19); Mesa pasa al filo de la espada a los habitantes de Atarot
para regocijar a Kémós y a Moab (lín. 11 y 12); habiendo proclamado herem o
propiedad reservada a la divinidad todo el botín de la batalla del Nebo, Mesa
masacra a sus habitantes y ofrece a Kémós los utensilios de culto del templo de
Yahwéh (lfn 16-18); y es en fin Kémós quien ordena, quizá mediante oráculos, a
Mesa conquistar las ciudades que están en mano de Israel (lín. 14 y 32), sin
duda, porque Kémós es considerado el único dueńo de la tierra y donador de ella
a su pueblo (cfr. Idc 11,24).
Según 2 Reg 3,27 el rey de Moab sacrifica a su hijo primogénito sobre la muralla
de la capital Qyr-heresh para implorar el auxilio divino. De este texto no se
puede concluir que en la religión moabita existiese la práctica, como en algunos
pueblos cananeos, de sacrificar a los primogénitos en honor de la divinidad
nacional, pues el relato bíblico lo presenta como un acontecimiento
extraordinario en una circunstancia desesperada (v. MESA, REY DE MOAB Y ESTELA
DE).
Como religión naturalista, aceptó y fomentó los cultos licenciosos de la
fecundidad; se mencionan principalmente los de Baal-Pé'or (v. BEELFAGOR),
divinidad identificable con el Baal-Kémós nacional bajo el título con que se le
conocía en la región de Pé'or. Dados estos antecedentes y la cercanía de M. con
Israel, la influencia nefasta de su moral debió influir decisivamente en más de
una ocasión sobre los hebreos. Además no debieron ser infrecuentes los
matrimonios entre los de M. y los bené-Yisrael a lo largo de toda su historia.
Las leyes Deuteronomio, consignadas en el s. VII, pero de un origen más remoto,
pretenden disuadir a los fieles hebreos de unirse en matrimonio con gentes de
M., quienes no podrían pertenecer a la comunidad de Israel ni siquiera en la
décima generación (Dt 23,3-6). En los libros de Esdras y Nehemías se encuentran
lamentaciones por esta clase de matrimonios (Esd 9,1; Neh 13,23). Sin embargo,
el libro de Rut habla con admiración de una moabita que toma la decisión de
abandonarlo todo y venirse a vivir a Israel: este matrimonio de Rut con Booz es
ensalzado haciendo venir de él a la figura del rey David.
V. t.: FILISTEOS II.
E. OLÁVARRI GDICOECHEA, J. GUILLÉN TORRALBA.
BIBL.: L. HEIDET, Moab, en DB, 1138-1178; M. J.
LAGRANGE, L'inscription de Mesa, «Revue Bibliquen (1901) 522-545; íD, Études sur
les Religions semitiques, París 1903; A. H. VAN ZYL, The Moabites, Leiden 1960,
193-202 (estudio poco crítico).
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991