Rojo, Mar. Sagrada Escritura.
Terminología bíblica. En hebreo se le designa con el
nombre de yám-súf o simplemente hay-yám, una vez súf (en Dt 1,1); la versión
griega de los Setenta lo llama hé erythrú thálassa, y lo mismo los escritos
griegos del A. y N. T. El nombre hebreo súf no tiene un sentido preciso; su
significado es de cañas, juncos y algas. En cambio, la denominación griega es
difícil de justificar; quizá se deba a algún fenómeno circunstancial hoy
inexistente (en todo caso se le pone en relación con Eritrea: «el mar eritreo»).
En la descripción de los límites de Israel que se hace en Ex 23,31, en Idc 11,16
y en 1 Reg 9,26, se indica el mar R. como confín meridional, contrapuesto al
Mediterráneo o mar de los filisteos; en Ier 49,21 el contexto aconseja la misma
localización.
El paso de los israelitas a su salida de Egipto: En el libro del Éxodo se dice
que los hijos de Israel, una vez que salieron de Rameses (12,37) hacia Sukkót y
de aquí a Etam (13,20), cambiaron de rumbo, por orden de Dios, y se encaminaron
a Piajirot (Pi Hahirót) entre Migdal y el mar, frente a Baal Sefón (Ba'al Séfon)
(14,2), es decir, hubieron de tomar el camino del desierto hacia el mar R.
(13,18). Cuando estaban acampados junto a Piajirot, frente a Baal Sefón, el
ejército del Faraón les dio alcance (14,9); a continuación tuvo lugar el paso de
los israelitas y el desastre del ejército perseguidor según narra el texto
bíblico.
La localización de este yám-súf que atravesaron los israelitas está en función
de la situación precisa de los lugares citados. Ciñéndonos por el momento a la
más probable, el yám-súf ha de considerarse como el brazo de mar que se extendía
desde Suez hasta el norte de los lagos Amargos, es decir, la región que
comprende la pequeña prominencia de Abú-Hassam, donde estaba situado un fortín (Migdal
de Ex 14,2); este fortín llevaba el nombre de Baal Sefón un papiro tolomaico. El
mismo papiro nombra, con el término Henit-ta-Heret, la región frente a Migdal,
es decir, Piajirot o boca de los pantanos, que existen todavía hoy. Desde Etam
hasta este lugar los israelitas caminaron 40 Km. siguiendo la ribera occidental
de los lagos Amargos. Precisamente en uno de los fuga de esta,,~ornada, en el
estrecho paso entre Ciebel Genefah (o Geneifeh) y la ribera occidental, se
encuentran abundantes paludes con cañaverales. La localización propuesta se basa
en el hecho, según parece demostrado, de la prolongación del actual mar R. desde
Suez hasta los lagos Amargos. Para Legendre esta suposición no está aún
suficientemente probada y, por ello, prefiere el paso por el mismo golfo de
Suez, atribuyendo a la intervención divina el hecho tal y como es narrado en el
Éxodo.
Una segunda opinión pretende situar el yám-súf en la parte septentrional, en el
lago Manzala. En este caso, el Migdal sería un fortín muy conocido, de la región
de El-Qantarah, situado en Tell el-Hér (cfr. Ier 44,1; 46,14; Ez 29,10; 30,6);
precisamente un papiro fenicio del s. v a. C. indica a Baal Sefón como el Dios
principal de Tahpanhés (la actual Tell Defenaeh), situada a 13 Km. de El
Qantarah. El yám-súf sería igual al pa-tjwf de los textos egipcios, que unos
identifican con la parte oriental del lago Manzala y otros con el lago Sirbonis.
Las razones para descartar esta segunda opinión son las siguientes: En primer
lugar, el texto bíblico (Ex 13,17) dice expresamente que los israelitas no
siguieron el camino de los filisteos; precisamente este camino estaba sembrado
de fortalezas egipcias y con toda verosimilitud histórica debía ser evitado por
los fugitivos. Además, la expresión yám-súf, como hemos visto, indica
inequívocamente el mar R. contrapuesto al mar Mediterráneo por sus proximidades.
Siendo Migdal un nombre genérico (fortaleza) es normal que se emplee para
distintos lugares; y, en concreto, para Ex 14,2 y Num 33,7 el contexto lo hace
irreductible con el Migdal de los profetas. Finalmente, Baal Sefón es
identificado por los partidarios de la segunda opinión únicamente por un papiro
fenicio de s. v, lo cual no puede ser garantía de que en tiempo de Moisés
existiera la ciudad y menos que se llamara Baal Sefón. Una estela encontrada
cerca de Haluf (en el litoral meridional de los lagos Amargos) menciona el dios
Baal y, por ello, se podría localizar Baal Sefón cerca de esta región.
Recientemente Cazelles ha publicado un texto en relación con Zeus Cassios
(nombre griego de Baal Sefón) que muestra que los habitantes de esta región
tenían comercio con los de esta zona. La vía del sur parece, pues, la única
conforme al texto bíblico. La hipótesis de que habría dos tradiciones, una con
el camino septentrional (J) y otra con el camino meridional (E), no parece
probada en nuestro caso.
Significado en la historia de Israel. Este acontecimiento, que marca la libertad
de los hijos de Israel, es visto por los autores inspirados como una
intervención divina extraordinaria que se engarza en el conjunto de las Gesta
Dei (maravillas de Dios) en favor de su pueblo. Ex 15,1.4. 8.10.19.22 contiene
una descripción poética del hecho mezclada con la alabanza de Dios y el sentido
salvador de su intervención. El Dt 11,4 lo recuerda como el mayor de los
milagros y portentos de Dios en Egipto. los 2,10 lo considera como el motivo
principal que induce a Rahab a pactar con los israelitas; se pone en paralelo
con el paso del Jordán (los 4,23). En la renovación de la Alianza de Siquem, se
enumera entre los beneficios divinos (los 24,6-7). En la pública penitencia y
confesión de Neh 9,9-11, es un motivo de confesión. Los salmos 105,7.9.22 y 135,
13.15 cantan la intervención divina. Aquior, jefe de los ammonitas, lo sintetiza
en esta frase: «Dios secó el Mar Rojo ante ellos» (Idt 5,13). La Sabiduría lo
enumera en su descripción midrásica (Sap 10,18-20) y con gran lujo de detalles
en 19,1-9. El valeroso judas arenga a los suyos recordándoles la milagrosa
salvación del mar R. exhortándoles a la confianza puesto que hay quien libra y
salva a Israel (1 Mach 4,9-11). Finalmente, en los resúmenes de la historia de
la salvación que hacen el diácono Esteban (Act 7,36) y la Carta a los Hebreos
(11,29) el paso del mar R. se recuerda como elemento dominante.
La liturgia cristiana en la noche de Pascua (v.) recuerda solemnemente el
acontecimiento con estas palabras de la Angélica: «Ésta es la noche en que por
primera vez, sacando de Egipto a nuestros padres los hijos de Israel, le hiciste
vadear a pie enjuto el mar Rojo»; actualiza con la segunda lectura (Ex 14) el
acontecimiento, y lo canta con Ex 15. De esta manera la liberación de los
israelitas mediante el paso del mar R. es considerada como preludio de la gran
liberación pascual de la Iglesia, de la liberación del pecado lograda por la
muerte y resurrección de Jesucristo.
V. t.: EGIPTO VIII; ÉXODO, LIBRO DEL.
D. MUÑOZ LEEN.
BIBL.: D. UBACH, mar Rojo, Paso del, en Enc. Bibl.
IV,12771280; íD, L'Exode, El Levitic, en Biblia de Montserrat, 11, 1934, 50-69;
H. CAZELLES, Les localizations de l'Exode et la critique littéraire, « Rev.
Biblique» 62 (1955) 231-364; P. LEMAIRE, D. BALDI, Atlante Storico della Bibbia,
Turín 1955, 83 ss.; A. LEGENDRE, Rouge (Mer), en DB (Suppl.) V,1215-1227; G.
RICCIOTTI, Historia de Israel, I, Barcelona 1949, 191 ss.; P. MONTET, Géographie
de l'Égypte ancienne, I, París 1957, 213 ss.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991