Siloé (sagrada Escritura)
La piscina de S. está situada en la extremidad
occidental del Ofel o ciudad de David (v. JERUSALÉN II). Fue construida por el
rey Ezequías, contemporáneo del profeta Isaías (v.). «Ezequías fue también quien
cegó el manantial superior de las aguas de Guijón y las condujo bajo tierra al
lado occidental de la ciudad de David» (2 Par 32,30). El segundo libro de los
Reyes habla de «cómo (Ezequías) construyó la alberca y acueducto para conducir
las aguas a la ciudad» (2 Reg 20,20). En tiempos de guerra era de todo punto
necesario poder abastecerse de agua; pero la fuente Guijón caía fuera de la
ciudad. Ezequías perforó la roca, mediante un túnel o canal que atravesaba la
ciudad y llegaba a la piscina de S., ya dentro de la ciudad. La distancia entre
la fuente y la piscina es de 329 m.; pero la longitud del túnel es de 535 m.,
debido a la resistencia opuesta por la roca y a la deficiente orientación de los
trabajadores. Los obreros que partieron de la piscina excavaron 287,8 m.; los
que comenzaron en la fuente 247,9 m.
Los obreros del túnel tuvieron la ocurrencia feliz de dejar constancia de su
trabajo. A unos 6 m. de la salida hacia la piscina había una inscripción grabada
en la roca viva a casi 2 m. de altura, en la que se conmemoraba el encuentro de
los equipos de trabajadores y se daban cifras exactas de la longitud del túnel.
La inscripción fue descubierta por unos jóvenes que se bañaban en la piscina, en
jun. 1880. Es «la principal inscripción monumental del Antiguo Israel» (Diringer).
Se conservan en buen estado seis líneas escritas en hebreo clásico. Dice así: «
[...cuando] (el túnel) fue perforado. Y éste fue el modo como se ejecutó:
-Mientras [...] (estaban) aún [...] hacha(s), cada hombre hacia su prójimo, y
mientras había todavía tres codos que horadar [se oyó] la voz de un hombre
llamando a su prójimo, porque había un mampuesto en la roca a la derecha [y a la
izquierda]. Y cuando el túnel fue perforado, los pedreros tajaron (la roca),
cada hombre hacia su prójimo, hacha contra hacha; y el agua manaba de la fuente
hacia la alberca durante 1.200 codos, y la altura de la roca sobre las cabeza(s)
de los pedreros era 100 codos» (trad. de Albright). La inscripción fue arrancada
de su lugar; adquirida posteriormente por el Gobierno turco, fue llevada al
Museo del Antiguo Oriente, de Estambul, donde se conserva.
De las aguas de S. habla Is 8,6; y de la piscina Neh 3,15. La piscina de S. está
relacionada con hechos de la vida de Cristo. En la fiesta de los Tabernáculos
descrita por lo 7,37-44, Jesús se manifiesta como luz del mundo y fuente de
aguas vivas. El agua, la luz y la piscina de S. jugaban importante papel en la
fiesta: la Misná habla de una procesión del templo a la piscina, donde el
sacerdote llenaba de agua un jarro de oro; volvía la procesión al templo, y una
vez en él el sacerdote rociaba el altar con el agua de la piscina de Siloé. Todo
giraba en torno al agua de la piscina. Cristo lo sabía. Y en este ambiente de la
fiesta, dice: «El que tenga sed, que venga a mí y beba. De las entrañas de quien
cree en mí manarán, como dice la Escritura, ríos de agua viva» (lo 7,37-38).
Como si dijera: vosotros vais a buscar agua a la piscina de S.; pero el
verdadero manantial de aguas vivas soy yo. El símbolo del agua propuesto por
Cristo adquiere así especial relieve y manifiesta, una vez más, la admirable
pedagogía del Maestro. «Ve a lavarte a la piscina de Siloé... -dijo Cristo al
ciego de nacimiento-. Fue, se lavó y volvió con vista» (lo 9,6-7). Cuando Jesús,
desde el Cenáculo, se dirigió al monte de los Olivos, pasó al lado de la piscina
de Siloé.
Subiendo desde la piscina a la ciudad de David, pueden verse ruinas de la torre
de S. a la que se refiere Jesús en Le 13,1-4. La piscina actual tiene 16 m. de
largo por cinco de ancho. Cerca de la piscina, el barrio árabe de Silwan, al
sudeste de Jerusalén, conserva el nombre.
J. F. HERNÁNDEZ MARTÍN.
BIBL.: S. MOSCATI, Siloé, en Enciclopedia Cattolica,
XI, Ciudad del Vaticano 1953, 589-590; T. DE J. MARTíNEZ, Siloé, en Enc. Bibl.
VI,687-688; D. DIRINGER, Siloé, inscripción de, en ib. 688692; W. F. ALBRIGHT,
La inscripción de Siloé, en La Sabiduría del Antiguo Oriente, Barcelona 1966,
250-251.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991